domingo, 4 de octubre de 2009

[ Pequeño carrusel ]


.-Aveces, el jinete desfallece y otras, opera con su pierna rota. Le gusta observar su cielo y su paso adelantado, como si la fascinación fuera esa adicción que provoca aquella sonrisa. Aveces para y no quiere girar, le importa poco que un giro sea un proceso más en su vida, un recordatorio de que existe y que en algunos momentos nada puede superar su felicidad y su esplendor. Nada !
Llora de desesperación al no saber que hacer con sus demás asientos, aveces obstenta esa soledad indiscreta que hace sentir un vacío y un arsenal de cuestionamientos inverosimiles, apartados de su realidad e injustificados a su desvanecido rostro. Aveces crea situaciones que consiguen obstruir sus sentidos y larga un pequeño giro, sin deseos de ser esplendoroso, sino que agradable. Le teme a las fallas recientes y a sus motivaciones, es fácil sentirse apoyado, pero es dificil superarlo cuando ya no existe un motor.
Cada un minuto renueva sus piezas y vuelve a girar...

La habitación esta oscura, la puerta cerrada y por la ventana se trasluce un pequeño rayo de luz que se trasforma en su única entretención, aveces cubre sus rostro con sus manos pero suele cubrirselo con sus dedos entre abiertos, generalmente lo hace inconscientemente, otras solo lo hace para evitar mirar a su alrededor. Aveces abría su cortina y le daba vuelta a su cajita músical y su imaginación se desprendía y volaba entre cada vuelta que daba aquella bailarina. Soñaba despierta ser como ella. Quiere ser viento, brisa húmeda, brisa marina o rocío matinal, sonreir con un susurro sigiloso entre los pétalos de las flores, disfrutar del ruido, de las sonrisas y las emociones.
Ena las tardes y en las noches, suele llorar y se deja acompañar por el estruendoso y agudo sonido del silencio, creando las conversaciones más entretenidas y profundas, se ríe de su sufrimiento, y con sus sueños y deseos se sienta cada tarde a ver como su pasado y su futuro caminan desesperados, discutiendo por no tener claro que será de ellos. Se entretiene con su carrusel, pero el tiempo y la falta de mantención hizo que muchas veces el polvo del olvido obstruyeran sus pasos del presente. Por primera ves en su vida decidió cruzar ese imperio anhelado, por primera ves vió como su pasado y futuro observaban estáticos el moemnto en el que cruzaría esa puerta y no regresaría jamás... y así fué, ahora tan sólo observa como pasa su tiempo y sus dias, como quedaron aquellos sueños rotos que fueron mil veces zurcidos y entregados en sus manos, finge la felicidad que es entregada, no quiere mirar más. La aqueja su precupación, su eterno estigma...