martes, 5 de agosto de 2008

[Falsa alarma *]

Y aqui me encuentro una ves más, a la espera de un resultado médico ... no es al primera ves que me enfrento a mis miedos y a mis falsas alarmas médicas, creo que es la segunda ves que siento que pueden haber finales o no, en fin ! me siento más tranquila que la ves anterior...

Mi mamá me miró espantada, con cierto aire de miedo, sentí que se le vinieron mil cosas a su mente. Lo sé porque su mirada me lo dijo todo. Yo ? yo pensé que se me venía el mundo encima, luego de unas tantas dosis de antidepresivos, unas bromas sarcásticas y tazas de café, me dí cuenta que era un arma de doble filo. Era así, estaba entre la incertidumbre de una inminente enfermedad términal o el simple alivio de saber que sólo era una falsa alarma.
Pensé en mil cosas, y me dí cuenta de lo valorable que era mi vida. Parece absurdo, pero cuando vemos la posibilidad de que algo tan preciado se nos vaya, nos damos cuenta que el tiempo es más que tiempo y que podemos sobrellevar tanto los problemas, como las caídas. Somos seres hecho para superar barreras y algunas veces no lo entendemos asi. Lamentablemente...
Primero lo primero. Dejé atrás mi empeño por seguir sumida en el pozo de los recuerdos. Segundo, ordené mis cosas. Tercero, lo que nunca llamé... La máldita ansiedad. Cuarto, la reacción de familiares, amigos y cercanos. Por primera ves en mi vida sentí ese cariño que muchas veces sentí negado, pero era todo un farsa, estaba escondido esperando salir en el momento preciso. Quinto, mi miedo, mis llantos, mis palabras irónicas.

Su mirada era tan tétrica que me hizo sentir escalofríos desiguales, uno recorrió mi espalda, el otro mi pecho. " Un scanner para descartar cualquier cosa "... esa cualquier cosa ya me lo había comentado, y nunca sentí tannto temor a perder lo que por mucho tiempo había dejado mi lado... mi vida, y justo cuando empezaba a apreciarla...
Lloré tres veces al día durante dos semanas, no dormía ni comía. Tan sólo trataba de convencerme de lo peor, así el golpe no sería tan duro al momento de esa gloriosa entrega.

"Debes tener más fé que nunca", "tu sabes que estarás bien", "eres una mujer fuerte, sabes que no pasará nada malo"... en fin ! tantas cosas que oí, tantas palabras de aliento, otras de apoyo incondicional, familia, amigos todos ! y desde ese instante supe que debía cumplirles. Ellos confiaron en que saldría todo bien, por ende, debía sentirlo yo también.

Ese día me arranqué del colegio, debía estar a cierta hora en aquella sala médica. Su nombre era Stalin, nada congeniante con mis ideologias. La sala estaba fría apesar de que en las calles el calor era sofocante. Me miró fijamente y miró aquellos resultados que con ansias había esperado.
"Es normal que pasen estas cosas", dijo con tal tranquilidad que me descontroló. "Que cosa?" le pregunté commo si asaltara sus palabras en su boca. "stress" respondió y se sonrió como si el logro lo hubiese conseguido él, como si el sólo hecho de tener esos exámenes en sus manos, lo hacían sentirse Dios. Pronto esos pensamientos equívocos se volvieron un alivio inmenso y ganas de llamr a todos y decir que no tenía nada ! que todo estaría bien y que sólo era una falsa alarma. Mi celular no tardó en sonar constantemente... y comimos empanadas de queso y bebida con mi mamá.

Ahora sólo estoy a minutos de saber que tiene ahora para mí el destino. Mi cuerpo es débil, quizás sea eso. Sólo se que esta tranquilidad se vuelve paz, y me hace pensar que todo estará bien cómo aquella ves. Soy fuerte... lo aprendo cada día que pasa.