viernes, 11 de abril de 2008

[Psico-activa]

Y despierto y ya no como calugas de leche, ni escucho música rock. Y ya no me levanto soñolienta, ni choco con la puerta de entrada. Ya no lo hago.
Y ya no escucho el discurso de superación personal para una vida netamente futura. Ya no lo oigo.
Y me dan deseos de mirar por la ventana pero me duelen los ojos. Y cierro mis ojos.
Y vuelven esos insesantes deseos de no pensar, no creer, no sentir, no pensar, ni escuchar, ni observar. Y vuelven sin cesar.
Y nuevamente creo en una luna de queso, en una bailarina de pierna rota, en un mundo a mi semejanza, en duendes por las noches y muñecas que hablan a mis espaldas. Y me gusta.
Y al despertar ya no pienso en que haré, sino que prefiero ya no hacerlo más. Y no lo hago.
Y ya no le tengo miedo a la oscuridad, pero no me gusta despertar porque ya no como calugas de leche ni escucho música rock. No lo hago.
Y me gusta pisar las hojas secas, correr, subir a los arboles. Y se me olvido como se hacía.
Y ya no miro mis ojos en un espejo al llorar, ahora grito de desesperación cuando me acompaña la soledad. Y mi gato me mira.
Y quiero caminar sola.
Y ya no creo en fantasmas, ni en hadas. Ya no creo en ellos.
Y veo el televisor al reves, y me siento en cada rincon de mi habitacion. Y no me aburro.
Y me gusta mi soledad, amo esa sensación de no ser de ningún otro lado que no sea el mio, mi espacio, mi lugar. Y no lo arriendo.
Y escucho la misma canción.
Y me pesa el pasado.
Y me duermo sin querer dormir.
Y lloro porque no se que mas puedo hacer...
Y quiero calugas de leche. Y el disco cambia el track.
Y quiero caminar.